domingo, 10 de agosto de 2014

Tonantzin, madre de los mexicanos

Virgen de Guadalupe en la Basílica de Guadalupe, Ciudad de México 

Coatlicue: deidad femenina de la fertilidad y de la tierra, madre de Huitzilopochtli

Históricamente, el concepto de madre ha sido de suma importancia dentro de la sociedad mexicana. La historia ha señalado acertadamente que la Tonantzin (Nuestra Madre) fue venerada y respetada desde el México prehispánico. Es por ello que es de suma importancia dar a conocer quién fue la Tonantzin y la importancia que tuvo el sexo femenino para los mexicas en cuanto a su religión y cosmovisión. Además, se dará a conocer qué significaba la concepción de Tonantzin en tiempos de la conquista española hasta nuestro días. Los mexicas tenían un concepto de dualidad para comprender el universo, es decir, existía el día y la noche; el sol y la luna; el paraíso (Omeyocan) y el inframundo (Mictlán); la obsidiana y el pedernal; el sexo masculino y femenino; y sobre todo la dualidad es representada en las deidades principales creadoras del mundo: Tonacatecuhtli y Tonacacíhuatl, las cuales representaban nuestro sustento respectivamente.[1]
Por este motivo, es importante subrayar que a pesar de esta concepción de dualidad, los mexicas tenían la creencia de que los difuntos irían a cierto paraíso dependiendo de la forma en la que morían, es decir, dentro de la cosmovisión y la religión prehispánica no existía el concepto de bueno o malo. Partiendo de esta lógica, esta idea contradice al dogma cristiano en el cual se establece que dependiendo del comportamiento del hombre en la tierra, al morir el alma del difunto irá al paraíso o al infierno. Estos conceptos señalados anteriormente nos darán una mayor comprensión a nuestro tema de investigación.
Para los mexicas, las deidades femeninas como Coatlicue, Ciihuacóatl, Chicomecóatl, Tonantzin, Teteoinan, Mictlancacíhuatl y Toci representaban la fertilidad, la tierra y el inframundo. Es por ello, que a pesar de las diferencias existentes en las distintas culturas en el mundo, la analogía de la feminidad se ha venido representado como símbolo de fertilidad.

Esta importancia de las deidades femeninas está representada en códices prehispánicos como símbolo de abundancia.
La Tonantzin o nuestra madre es quien le dará vida al hombre para que éste se convierta en un guerrero ocelótl o cuauhtli. Entiéndase, que para los mexicas el hombre nace en la tierra y su madre será su protectora y guía durante su vida. Es por ello, que las madres que perdían la vida durante el parto se iban al Cihuatlampa (paraíso de las mujeres), el cual se ubicaba en el Occidente de la tierra.[2] Dichas mujeres que morían durante el parto se convertían en cihuateteo.[3]
Según la cosmovisión mexica, esta importancia del sexo femenino se entiende como un todo para que el universo marche armónicamente. En este sentido, analicemos el monolito de la diosa Coatlicue (falda de serpientes), el cual se encuentra en el Museo de Antropología en la Ciudad de México. La falda de la diosa nos confirma que se trataba de una deidad femenina y las serpientes en la parte inferior simbolizaban muy probablemente la fertilidad.
Haciendo un breve paréntesis en lo señalado anteriormente, es importante recordar que para las culturas prehispánicas, sobre todo en el Posclásico (900-1521d.C.), la serpiente representaba un símbolo de poder político, pero también de fertilidad y no tiene nada que ver con las argumentaciones falsas y carentes de sustento del mundo occidental. No olvidemos que una de las advocaciones de Quetzalcóatl representaba la abundancia y la fertilidad del campo. Algunos autores escritores cristianos han señalado de forma aberrante que Quetzalcóatl (Serpiente Emplumada) fue una representación del demonio por tentar a Adán y Eva. No existen evidencias arqueológicas que señalen un contacto importante entre los pueblos mesoamericanos con el Viejo Mundo, sino hasta la colonización europea llevada a cabo en el siglo XVI de nuestra era. Por lo tanto, es imposible que hayan existido grupos provenientes del Viejo Mundo anteriores a la conquista para predicar y dar a conocer el dogma cristiano en Mesaoamérica.
Por otro lado, según la mitología mexica, la Coatlicue fue la madre del gran Huitzilopochtli, éste último fue la deidad de la guerra y del sol, además de ser la deidad más importante del panteón de las deidades mexicas, por haberlos guiado en su peregrinación mítica de Aztlán a México -Tenochtitlan.
A continuación, considero relevante dar a conocer la siguiente leyenda para comprender la importancia que tenía el sexo femenino dentro de la sociedad mexica.
Según la leyenda mexica, la madre de los Cuatrocientos Surianos Centzonhuitznahua y de la Coyolxauhqui quedó encinta de Hutizilolpochtli, quien sería la deidad suprema de los mexicas. Cuando la Coyolxauhqui y sus hermanos vieron que su madre engendraría al próximo Huitzilopochtl decidieron asesinar a su madre. Sin embargo, al nacer Hutzilopochtli, éste peleó para defender a su madre, destazó a su hermana Coyolxauhqui, y convirtió a los Cuatrocientos Surianos en estrellas.[4] Hutzilopochtli fue hijo de Coatlicue, deidad de la guerra y del sol de mediodía.
Además de Coatlicue, existieron otras deidades femeninas como Chicomecóatl (Siete Serpiente) y Xilonen, las cuales eran deidades del maíz. Partiendo de este argumento, se debe hacer hincapié, que el cultivo del maíz era la base de economía y sustento de los mexicas, como se señaló anteriormente. Por ello, se celebraban fiestas cada mes para que el  alimento no escaseara.
Referente a lo dicho anteriormente, cabe señalar que se hacía la fiesta de Uey Tecuílhuitl dedicada a la diosa del maíz Xilonen, la cual se llevaba a cabo en el octavo mes del año agrícola. En aquella fiesta se sacrificaba a una mujer en honor a esta diosa y además se le daba de comer a todos los pobres, hombres y mujeres.[5] Este tipo de ceremonias o fiestas que se hacían durante un mes eran esenciales para preservar el orden cósmico. También considero importante señalar a la diosa madre Cihuacóatl (mujer serpiente), que era la deidad fundamental de la fertilidad.
El valor que se le dio a Cihuacóatl fue difundido por los mexicas no sólo en cuanto a la religión, sino también en la política. Referente al sistema político de los mexicas, el tlatoani se apoyaba en un consejero conocido también como cihuacóatl. En este sentido, no olvidemos a Tlacaélel, hermano y gran cihuacóatl de Moctezuma Ilhucamina.
Asimismo, la figura del cihuacóatl se identificaba con la mujer, cuyos consejos le servían al hombre para tomar ciertas decisiones en la vida cotidiana.
Así pues, el concepto de Tonantzin se deberá comprender no sólo como Nuestra Madre, sino también como consejera, la cual podía influir dentro los miembros del pipiltín para tomar decisiones de gran importancia en cuestiones políticas, religiosas y sociales.

 Sin embargo, se debe señalar que las mujeres nunca tuvieron cargos políticos importantes por encima del tlatoani.
En esta investigación histórica se han señalado las características del concepto Tonantzin, así como también, el rol que jugó la mujer dentro de la sociedad mexica.
También se dará a conocer la concepción de Tonantzin en el México prehispánico y después la Conquista de México. Si bien es cierto, en el tiempo de conquista los primeros frailes evangelizadores en llegar a México fueron los franciscanos en 1524. Estos frailes tenían como tarea primordial evangelizar y convertir a los indígenas al cristianismo.
En este sentido, las fuentes históricas primarias de esta época han señalado que los frailes franciscanos fueron los más interesados en conocer la historia y antropología de los naturales del Nuevo Mundo. Por lo dicho anteriormente, recuérdese a Fray Bernardino de Sahagún, quien mediante sus informantes indígenas, conoció la historia de los mexicas y otras culturas prehispánicas.
En un principio Sahagún estaba impresionado del paganismo que existía en el estado mexica. Posteriormente, se interesó por conocer los hechos históricos y antropológicos de esta civilización. Además redactó su gran obra Historia general de las cosas de Nueva España conformada por doce libros, en la cual se narra, entre otras cosas, la adoración de los indígenas a Tonantzin.
Para facilitar la evangelización cristiana a los indígenas, se tomó como paradigma a Tonantzin, la cual posteriormente representaría a la Virgen de Guadalupe y también a Tloque Nahuaque, quien representaba a Jesucristo.[6] En este sentido, los frailes lograron evangelizar a los indígenas de manera pragmática. Recordemos que para los mexicas, la madre era el pilar fundamental para el desarrollo y sustento de la familia y de la sociedad.
Sin embargo, a pesar de la preocupación de los frailes por evangelizar a los indígenas, predominó el sincretismo. Esta situación provocó que los frailes adoptaran costumbres y tradiciones religiosas prehispánicas, las cuales se debieron incluir en el dogma cristiano.
Se debe señalar que la conquista espiritual fue un factor primordial para subordinar y controlar a los indígenas. A través de los años, la Tonantzin se convirtió en la famosa Virgen de Guadalupe, venerada no sólo en México, sino también en América Latina. Existen muchas controversias referentes a los hechos históricos que no se han dado a conocer referente a la Tonantzin, la Virgen de Guadalupe, "Patrona de los mexicanos".
Según las crónicas de la Iglesia novohispana, la supuesta aparición de la Virgen de Guadalupe al indio Juan Diego fue en 1531 en el cerro del Tepeyac, quien tuvo que informar  lo sucedido al arzobispo Juan de Zumárraga. Respecto a la supuesta aparición de Guadalupe, vale la pena hacer una crítica por la falta de evidencias arqueológicas que lo demuestren; es decir, no existen testimonios fidedignos que sustenten este encuentro entre Juan Diego y la Virgen de Guadalupe. Es más, no existen fuentes históricas oficiales que demuestren la existencia del famoso indio Juan Diego. Estas falsas imágenes y mitos fueron invenciones de la Iglesia para poder lograr su principal objetivo: la conquista espiritual. Sabemos que la historia de manera asertiva nos ha señalado que es hasta 1550 cuando se dan las primeras noticias concretas sobre la devoción a Guadalupe, sustituyendo a la Virgen María. Referente a lo que se dijo, vale la pena preguntarnos lo siguiente: ¿Qué pasó durante esos veinte años después de la supuesta aparición de Tonantzin Guadalupe?
La respuesta a esta interrogante se refiere a que el clero utilizó este tipo de estrategias hasta el cansancio, para convertir a los naturales al cristianismo, creando de alguna manera imágenes divinas semejantes a la fisonomía indígena, con la premisa lograr una evangelización convincente.
Tal y como se mencionó anteriormente, después de veinte años de la supuesta aparición de la virgen de Guadalupe en el cerro del Tepeyac, es en 1550 cuando el segundo arzobispo de México Alonso de Montufar le dio finalmente legitimación a la devoción de la Virgen María en su advocación de Guadalupe, para que su culto se difundiera entre criollos, peninsulares e indígenas en el Concilio de Trento. Se debe tener muy claro que el culto a Guadalupe fue una justificación de identidad y pertenencia criolla a la sociedad novohispana.[7]
Lo que se pretende argumentar es que el culto a la Virgen de Guadalupe no fue difundido desde la fecha de su supuesta aparición al indígena Juan Diego, sino hasta después de dos décadas. También es importante destacar que en 1517 Martín Lutero y Juan Calvino crearon la Reforma, por lo que la iglesia católica perdió gran parte de su influencia en el Viejo Mundo. La doctrina protestante establece que sólo se debe adorar a un sólo a Dios y a su hijo Jesucristo, pues negaba la virginidad de María antes y después del parto de Jesucristo. También las imágenes de dioses y santos fueron criticadas por la Reforma protestante. Referente a las críticas eclesiásticas de la Reforma protestante al cristianismo, creo conveniente señalar y criticar las contradicciones de la Iglesia católica, la cual prohibía la idolatría, el paganismo y el politeísmo de los antiguos mexicanos. Es aberrante y absurdo que se les prohibiera a los indígenas la adoración a sus deidades prehispánicas, pues paradójicamente, el catolicismo también difunde la idolatría a una gran cantidad de imágenes de santos y vírgenes. Es a partir del siglo XIX hasta nuestros días, cuando el culto a Guadalupe fue reconocido por todos los mexicanos, pero siempre haciendo referencia a "Nuestra Madre" desde tiempos prehispánicos. Es por ello, que es importante recordar el estandarte de la virgen de Guadalupe del Insurgente Miguel Hidalgo y Costilla, el cual simbolizaba una identidad de origen indígena. La devoción y tradición de culto a Tonantzin Guadalupe, como "madre de los mexicanos", sigue vigente en la actualidad en todo el país.
Para concluir, me gustaría señalar que en esta investigación se pretende dar a conocer un análisis histórico de la concepción de Tonantzin desde tiempos prehispánicos hasta nuestros días. El interés de este tema en particular es para intentar comprender la cosmovisión y religión de la civilización mexica, y cómo aquellas tradiciones religiosas prehispánicas han trascendido históricamente hasta nuestros días. Es menester dar a conocer estos hechos históricos relevantes, ya que muchos han permanecido ocultos por intereses particulares de las instituciones políticas y eclesiásticas, para evitar que las sociedades conozcan su verdadera identidad e historia.

Fuentes consultadas

1.) León-Portilla, Miguel, Obras de Miguel León-Portilla. En torno a la historia de Mesoamérica, tomo II, México, UNAM, 2004, 539 pp.

2.) Mayer, Alicia, "El culto a Guadalupe y el proyecto tridentino en la Nueva España", en: Estudios de Historia Novohispana, núm. 26, México, Instituto de Investigaciones Históricas UNAM, enero-junio 2002, pp. 18-29

3.) Ricard, Robert,  La conquista espiritual de México, México, FCE, 2010, 491 pp.

4.) Sahagún, Bernardino de, Fray, Historia general de las cosas de Nueva España, México, Porrúa, 2006, 1061 pp.

5.) Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas en vísperas de la conquista, México, FCE, 2011, 283 pp., ils. y fotos






[1] Miguel León-Portilla, Obras de Miguel León-Portilla. En torno a la historia de Mesoamérica, tomo II, México, UNAM, 2004, pp. 299-303
[2] Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España, México, Porrúa, 2006, pp. 303-305
[3] Jacques Soustelle, La vida cotidiana de los aztecas en vísperas de la conquista, México, FCE, 2011, p.113
[4] op. cit., Sahagún, pp.185-187
[5] Ibid., p. 81
[6] Robert Ricard, La conquista espiritual de México, México, FCE, 2010, p.300
[7] Alicia Mayer, "El culto a Guadalupe y el proyecto tridentino en la Nueva España", en: Estudios de Historia Novohispana, núm. 26, México, Instituto de Investigaciones Históricas UNAM, enero-junio 2002, pp. 18-29

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