viernes, 15 de agosto de 2014

Las relaciones interétnicas en México por Patricio Loizaga R.

Éste es un análisis histórico de lo que fueron las relaciones interétnicas de los diferentes grupos étnicos en nuestro país, desde la época prehispánica hasta nuestros días. Por lo tanto, se deberán analizar las complejidades de las relaciones interétnicas vigentes en el México del siglo XXI, y sobre todo, reflexionar y establecer una propuesta para intentar solucionar esta problemática existente aún en la actualidad dentro de la sociedad mexicana.
Imagen de niñitas mayas lacandonas en Chiapas
Referente a lo que se dijo, se deben señalar las características de las relaciones interétnicas en el México prehispánico, sobre todo en el siglo XV de nuestra era. Así pues, se debe mencionar que en la época prehispánica los grupos étnicos compartían rasgos culturales, religiosos y sociales muy similares.
Para entender los cambios surgidos entre las relaciones interétnicas del México prehispánico, se tomarán en cuenta las primeras fuentes históricas de los cronistas del siglo XVI y XVII, las cuales señalan que en el centro de México (México-Tenochtitlan) existía un poder centralizado, cuya hegemonía fue difundida hasta Oaxaca y parte del sureste mexicano. Recordemos que los mexicas exigían tributo a los diferentes pueblos y esto originó un resentimiento en contra de los primeros. Estos grupos subyugados por los mexicas se rebelaron a la llegada de los españoles. Es en este momento es cuando comienza una admiración a estos "extranjeros", los cuales logran destruir México-Tenochtitlan y el poderío mexica. Es así, como los grupos en contra de la hegemonía mexica (tlaxcaltecas, texcocanos y cempoaltecas) obtienen ciertos beneficios de los peninsulares, como por ejemplo, lugares importantes dentro de la sociedad novohispana, así como también ciertos cargos políticos dentro de sus comunidades.
Imagen: Huicholes de Nayarit y Jalisco
Sin embargo, éstos nunca llegaron a obtener los beneficios de los peninsulares y criollos. En consecuencia, surge una diferenciación social y racial dentro del régimen colonial y racial hacia los indígenas. En este sentido, la visión del historiador deberá ser lo más sensata posible, señalando las ventajas y desventajas que se llevaron a cabo con esta diferenciación social existente en la sociedad novohispana.
Ciertamente, dentro del régimen colonial existió el bien conocido Consejo de Indias, en el cual se establecían ciertos derechos a los indígenas como: el derecho a la tenencia de tierra y el derecho a ser tratados con dignidad y respeto. De hecho, la Corona sancionaba los abusos de los hacia los indígenas. Sin embargo, la historia ha demostrado de manera asertiva que en la realidad estos derechos fueron violados en muchas ocasiones. Los genocidios y la viruela fueron las principales causas de los altos indices de mortalidad de los indígenas. Según las versiones de distintos historiadores, esta cifra asciende a más de 15 millones.
Imagen de Lila Downs: Cantante mexicano-americana de origen zapoteco por parte de su madre
Se debe de tomar en cuenta, que durante la Colonia preduró el racismo y la explotación de los indígenas por considerarlos inferiores por su color de piel y su ideología. También es importante señalar que bajo el régimen colonial existían diferentes castas, pues existió un mestizaje entre blancos, indígenas y negros. En este sentido, se debe destacar que la estratificación social dependía de la casta a la que se pertenecía. Por otro lado, hay que decir que en los siglos XVI y XVII migraron muchos esclavos de África a Nueva España, alrededor de 100 mil. Por esto motivo, no se debe negar la presencia de raza negra en México.[1] Esta diferenciación racial estuvo muy presente en la Colonia, como se mencionó. Más adelante se hablará de lo que fue la importancia del mestizaje en el México independiente.
Voladores de Papantla: Cultura totonaca
Además, se debe subrayar que la "conquista espiritual" impartida por los frailes tuvo como finalidad fundamental el control y el poder sobre los indígenas. Recordemos las atrocidades cometidas por la Iglesia como la Santa Inquisición, en la cual se asesinaron a muchos individuos inocentes por sus diferencias religiosas e ideológicas. 
Ahora bien, por otra parte, se debe definir el concepto de "categorías étnicas", el cual fue adoptado dentro de la colonia equívocamente como un grupo étnico homogéneo sin identidad, ni cultura exclusiva.[2]  No obstante no importaba la procedencia étnica de cada individuo, ya que éste era considerado como "indio" de manera peyorativa. Entiéndase como "categoría étnica" a la homogeneidad de un grupo étnico, sin considerar su identidad propia dentro de las esferas culturales y tradicionales en la sociedad. Por lo tanto, nos parece que el concepto de "indio" es aberrante y peyorativo.
Además, se debe entender que todas la etnias son heterogéneas y cada una de ellas tiene características muy peculiares. Sin embargo, éstas pueden compartir algunos rasgos fenotípicos y culturales de otros grupos étnicos, como se dijo anteriormente.
La "identidad étnica" se entiende como las fronteras dentro de una comunidad para delimitar el poder político dentro de una sociedad o grupo.[3] la "identidad étnica" y la "identidad colectiva" tienen muchas similitudes, es decir, son características compartidas por un grupo étnico dentro de la sociedad. Sin embargo, la identidad por sí sola es un valor intrínseco de los grupos humanos, el cual define quiénes somos partiendo de nuestras raíces étnicas y culturales.
A pesar de la negación de una identidad, ésta es inherente al ser humano. Hacia los siglos XVIII y XIX, los criollos se vieron en la necesidad de crear una identidad que los diferenciara de los peninsulares, valorando el pasado prehispánico, en especial, la cultura mexica. Esta admiración criolla hacia lo prehispánico puede parecer confusa y paradójica, ya que en los tres siglos anteriores no se le dio la importancia necesaria a estos grupos étnicos. Este afán por una autonomía criolla desató el movimiento independentista en México en el siglo XIX. Si bien es cierto, los insurgentes iniciaron este movimiento autonomista a partir de 1810. Sin embargo, ninguno de los insurgentes se refirió a la creación de una nueva nación, ni a reconocer los derechos de los indígenas; excepto el general insurgente José María Morelos y Pavón, quien promulgó la Constitución de Apatzingán en 1814. En esta primera constitución se establecieron los derechos de igualdad, libertad dentro de la sociedad, así como también se habló de la independencia de América Septentrional. Siete años después, a pesar de las luchas entre realistas e insurgentes, el 27 de septiembre de 1821 el general realista criollo Agustín de Iturbide logra consumar la Independencia de México, promulgando el Plan de Iguala.
Paradójicamente, es cierto que en dicho Plan se establecieron los principios de: unión religiosa, libertad e igualdad. Sin embargo, considero conveniente señalar que aunque esta élite criolla logra consumar la Independencia de México, no se tomaron los principios de igualdad hacia los indígenas, es decir, éstos fueron excluidos de la nueva élite mexicana de origen criollo hasta mediados del siglo XIX.
Así pues, en la segunda mitad del siglo XIX los liberales comenzaron  a  enaltecer este sentimiento nacionalista mestizo. Este concepto nacionalista se concibió como la nueva identidad mexicana, la cual se entendía como la fusión española e indígena prehispánica dentro de los ámbitos culturales y genéticos. Por desgracia, la historia ha demostrado de manera asertiva que los liberales de la segunda mitad del siglo XIX (Benito Juárez, Ignacio Ramírez y Miguel Lerdo de Tejada, entre otros), no incluyeron en la Constitución de 1857 los derechos de los indígenas en cuanto a la tenencia de tierras, ni fue considerada traducción de leyes en las diferentes lenguas indígenas existentes hasta la fecha. De hecho, con las Leyes de Reforma, en las cuales se establecía la desamortización de los bienes de la Iglesia, se vieron afectados los derechos de los indígenas en cuanto a la posesión de sus tierras, siendo despojados en muchas ocasiones de sus comunidades. Por lo tanto, se debe destacar que a pesar de que Benito Juárez tenía parentesco de origen zapoteco, no reconoció los derechos de los indígenas. No olvidemos que durante el régimen colonial los indígenas tenían el derecho a la posesión de tierras. Paradójicamente, por el otro lado, el Emperador Maximiliano de Habsburgo sí reconoció los derechos de propiedad de los indígenas, además de traducir algunas de las Leyes de la Reforma de 1857 al náhuatl.[4] Lo mismo hizo el Presidente Vicente Fox durante su periodo de gobierno; traduciendo la Constitución de 1917, los Códigos Penal y Civil y las nuevas reformas a las sesenta ocho lenguas indígenas existentes en nuestro país.
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos traducida al náhuatl

Por desgracia, la historiografía mexicana de los siglos XIX y XX ha señalado que los indígenas fueron excluidos por la sociedad mestiza. Si bien es cierto, en las tres décadas del gobierno porfirista, los indígenas yaquis y mayas fueron perseguidos por el gobierno; por lo que se sabe que muchos fueron asesinados y los que finalmente optaron por incluirse a la sociedad mestiza occidental, fueron sometidos a trabajos forzados y salarios paupérrimos. La denigración de la sociedad mestiza hacia los indígenas fue y ha sido innegable e inminente.
A principios del siglo XX se da el trágico movimiento revolucionario en México. A pesar de que muchos historiadores e investigadores señalan que no existió en México una revolución como tal, sí se logró establecer dentro de la Constitución Mexicana de 1917 en el artículo 27, y dentro de los principios del Plan de Ayala, promulgado por Emiliano Zapata, el derecho de propiedad, en el cual también se incluyeron las peticiones y derechos de los indígenas.[5] Estos intentos por incluir a los indígenas a la sociedad mestiza occidental han fracasado.
Considero importante mencionar que en México se han promulgado constituciones liberales, en las cuales se exponen los derechos de los indígenas en al ámbito público, sin embargo, en el ámbito privado continúa el racismo y denigración a todos los grupos étnicos, ya sea por su color de piel o por su ideología. La sociedad mestiza ha intentado transformar los ideales y las costumbres indígenas hacia una "sociedad mexicana desarrollada". Sin embargo, cabe preguntarse lo siguiente, ¿estos grupos étnicos están dispuestos a dejar su identidad étnica adquirida desde la época prehispánica?
Así pues, se pretende establecer una propuesta lógica para terminar con estos abusos de la sociedad mestiza a los indígenas, los cuales por ignorancia o desinterés de la sociedad occidental, no entiende la procedencia e identidad de estos grupos étnicos.
Se debe reflexionar que el "problema indígena" no es despojar a los indígenas de su cultura, por el contrario, se deberá respetar y reconocer su identidad y legitimidad para evitar su extinción. Actualmente, existen 7 millones de mexicanos que hablan 68 lenguas indígenas.
Tarahumaras en las Barrancas del Cobre, Chihuahua, México
También hay que decir que la sociedad occidental mestiza en México, la cual compone el 90 por ciento de la población total, deberá atender las necesidades primarias de los indígenas; recordemos que es nuestro deber como ciudadanos mexicanos. Es por ello que las relaciones interétnicas no se deberán percibir como algo ajeno a nosotros o como algo exótico, sino como una identidad heterogénea, la cual también ha logrado desarrollar una "modernidad alternativa", es decir, estos grupos étnicos no son los mismos que existieron en el México prehispánico y además, pertenecen a nuestra cultura e identidad.
Por último, se debe subrayar que los gobiernos e instituciones a nivel nacional deberán ejercer mayor fuerza dentro el marco jurídico para establecer derechos y leyes de igualdad en contra de la discriminación y racismo hacia cualquier grupo étnico, además de  otorgarles todos las oportunidades y ventajas que posee la sociedad mestiza, en cuanto  a su desarrollo personal e intelectual.


Bibliografía recomendada

Krauze, Enrique, Siglo de caudillos. Biografía política de México (1810-1910), México, Tusquets, 2002, 349 pp.

Navarrete, Ferederico, Las relaciones interétnicas en México, México, UNAM, 2004, 133 pp.

Roeder, Ralph, La Revolución mexicana, México, FCE, 2010, 1405 pp.










[1] Federico Navarrete, Las relaciones interétnicas en México, México, UNAM, 2004, pp. 51-54.
[2] Ibid., pp.21-23.
[3] Ibid., pp. 24-25.
[4] Enrique Krauze, Siglo de caudillos. Biografía política de México (1810-1910), México, Tusquets, 2002, pp. 249-264
[5] Alan Knight, La Revolución mexicana, México, FCE, 2010, pp. 428-441

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