viernes, 8 de agosto de 2014

 Medicina prehispánica: herencia de México al mundo


La medicina prehispánica mexicana contribuyó de manera sorprendente en el desarrollo de la medicina mundial. En este ensayo se pretende explicar cuáles fueron las particularidades de la medicina prehispánica, tomando en cuenta: la herbolaria, la cirugía y la odontología, las cuales fueron adoptadas por los médicos españoles a partir de la segunda mitad del siglo XVI. Para profundizar en el tema, es importante analizar el contexto histórico de la medicina en la época prehispánica, tomando como referencia las primeras fuentes escritas de los grandes cronistas como Fray Bernardino de Sahagún, Bernal Díaz del Castillo y Francisco Hernández de Toledo. Este último colaboró de manera extraordinaria en los avances de la medicina, gracias a su investigación de las plantas medicinales y de la historia natural de América en el último tercio del siglo XVI. También consideramos importante revisar diversas fuentes secundarias de grandes historiadores, antropólogos y arqueólogos mexicanos y europeos como Miguel León Portilla, Linda Manzanilla, Jacques Soustelle, Charles Phillips, Alfredo López Luján y Leonardo López Luján.

Desarrollo:
Historiografía de la medicina prehispánica
La arqueolog.)  inanas que fueron adeel Nuevo Mundo existieron avances cinetía nos muestra que desde el Periodo Preclásico mesoamericano (2500-200 a.C.) ya se practicaba la deformación cefálica y la mutilación dentaria. Al parecer estas prácticas tenían fines estéticos en algunas civilizaciones mesoamericanas como la olmeca, zapoteca y maya.[1] La presencia de restos óseos nos hace suponer que el hombre mesoamericano conocía el interior del cuerpo humano. Vale la pena destacar estos argumentos, ya que más adelante se verá cómo estas prácticas influyeron en la cirugía y en la odontología de los mexicas.
Por otra parte, las plantas medicinales fueron de suma importancia para curar lesiones y para aliviar enfermedades estomacales, fiebres, dolores de cabeza, enfermedades oculares, etc. La herbolaria se difundió en varias civilizaciones mesoamericanas desde el Periodo Formativo, debido a los grandes beneficios que ofrecía en cuanto la curación de distintas enfermedades. El éxito de ésta fue posible gracias a las propiedades que se podían obtener de la gran diversidad de plantas y hierbas que existían en Mesoamérica desde aquel entonces. No hay que olvidar que Mesoamérica siempre se distinguió por ser una región rica en recursos naturales. Es así, como la herbolaria comenzó a adquirir un de suma importancia dentro de las sociedades prehispánicas y en consecuencia, los sacerdotes, curanderos y chamanes aprendieron a utilizar las diferentes plantas para curar un sinnúmero de malestares que se mencionarán más adelante.
Una de las colecciones más completas sobre las herbolaria mexicana está recopilada en el Códice de la Cruz-Badiano, redactado en 1552 por el médico indígena Martín de la Cruz en náhuatl, siendo traducido al latín y al castellano por Juan Badiano.
Como se ha dicho, las fuentes de la época colonial más destacadas que se tienen sobre la medicina, la odontología, la cirugía y la herbolaria de origen prehispánico, particularmente mexica, son la obra de Fray Bernardino de Sahagún en su Historia general de las cosas de Nueva España y el Códice de la Cruz-Badiano, las cuales fueron confeccionadas entre los siglos XVI y XVII. Referente a lo anterior, a continuación se analizarán estas dos fuentes en este ensayo, para dar a conocer las particularidades de la medicina mexica y europea en México durante los siglos XV y XVII.

Conocimientos sobre medicina en México-Tenochtitlan (1400-1521)
Por desgracia, no se tienen muchos documentos históricos de primera mano de este periodo. Sin embargo, aunque las fuentes son escasas, las ciencias auxiliares de la historia (antropología, arqueología, filología, etc.) han realizado trabajos interesantes que muestran que efectivamente los mexicas desempeñaron oficios relacionados a la medicina: médicos, cirujanos, curanderos y odontólogos. De hecho, no olvidemos que la fracturas de huesos se curaban como en la actualidad. Esto los sostenemos transcribiendo una cita de Fray Bernardino de Sahagún, que se refiere a cómo curaban los mexicas las fracturas de huesos: “Las quebraduras del hueso del espinazo y de las costillas, o de los pies, o (de) otro cualquier hueso del cuerpo, se curarán, tirándose, y poniéndose en su lugar, después de lo cual se ha de poner encima de tal quebradura la raíz molida que se llama zazálic, y ponerse a la redonda algunas tablillas y atarse bien.”[2] Por lo tanto, es de llamar la atención que este ejercicio haya tenido sus orígenes en México-Tenochtitlan a priori a la conquista española. Con estos testimonios podemos deducir que esta forma de curar fracturas de huesos haya sido adoptada por los médicos de la época colonial y más tarde su conocimiento se haya difundido al resto del mundo.
En cuanto a la odontología, las fuentes que hemos consultado nos señalan que en México-Tenochtitlan existían diferentes tipos de médicos, entre los cuales destacaban los odontólogos y cirujanos. Los primeros extraían muelas y aplicaban una hierba llamada tlalcacáhuatl para aliviar las encías hinchadas y disminuir el dolor.[3] Si bien es cierto, arriba señalamos que los mayas fueron los primeros en implementar la odontología en Mesoamérica y utilizar hierbas para la limpieza dentaria; por lo que no se debe descartar la posibilidad de que los trabajos odontológicos mexicas hayan sido heredados de la cultura maya.
Si bien es cierto, los mexicas tenían el conocimiento de la ubicación de los tres centros espirituales del cuerpo humano: el teyolía, el cual se encuentra en el corazón; el tonalli en la cabeza y el ihíyotl, en el hígado.[4] Estos conocimientos del cuerpo humano nos confirman que los mexicas debieron aplicar cirugías para identificar los órganos internos del ser humano. De hecho, en la Historia general de las cosas de la Nueva España se describe que las heridas se cosían con cabello humano.[5] En fin, las fuentes demuestran la gran variedad de curaciones que se hacían en el México prehispánico. Por esta razón, se debe hacer hincapié que mediante el uso de la herbolaria se curaron una gran cantidad de enfermedades. Así pues, me parece prudente destacar que no sería justo subestimar las propiedades y las aplicaciones de la medicina en la época prehispánica. Por desgracia, la historia de Occidente ha desacreditado, de alguna manera, las grandes aportaciones de los avances científicos de las civilizaciones mesoamericanas; por lo que considero pertinente echar un vistazo a las grandes ventajas que estos descubrimientos nos ofrecen para la evolución de la medicina mundial.

Grandes investigadores sobre la medicina prehispánica en el periodo colonial de (1521-1600)
La historiografía de este periodo nos muestra el gran interés que tenía la Corona española en conocer las propiedades curativas de las plantas medicinales del Nuevo Mundo. Ciertamente, los primeros frailes franciscanos, en particular Fray Bernardino de Sahagún, confeccionaron los primeros trabajos sobre la descripción de la herbolaria en México. De hecho, a Sahagún se le ha reconocido por profundizar en cuanto a la investigación antropológica de las civilizaciones prehispánicas. Por lo tanto hay que decir que, gracias a los extraordinarios trabajos del fraile, en 1552 se llevaron a cabo las primeras investigaciones sobre las plantas medicinales mexicanas en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, en el cual se redactó el Códice de la Cruz-Badiano en ese mismo año.[6] Este códice o recopilación de los elementos curativos de las plantas mexicanas fue redactado por Martín de la Cruz en náhuatl y traducido al latín y al español por Juan Badiano. Esta gran obra describe ampliamente las propiedades curativas de la mayoría de las plantas existentes en México en aquellos años.
Paralelamente, el rey Felipe II el desarrollo científico en Europa. Por consiguiente, estos grandes avances en la ciencia promovieron el descubrimiento de nuevas medicinas a partir del siglo XVI. El interés por adquirir nuevos conocimientos acerca de las funciones de las plantas medicinales de Nueva España llevó a Felipe II a enviar a Francisco Hernández de Toledo a la exploración científica de las Indias, quien obtuvo el nombramiento de Protomédico general de las Indias y desempeñó un gran trabajo en México entre 1570 y 1577. Los trabajos de Francisco Hernández fueron de gran importancia; entre ellos destacan su obras Antigüedades y Quatro libros de la Naturaleza y virtudes de las plantas y animales, en los cuales se describen datos sobre la historia natural americana de manera precisa. En ellas también se pueden revisar varios temas acerca de la medicina americana y sus elementos curativos.[7] No obstante, consideramos prudente destacar que por desgracia, las investigaciones de Hernández fueron incompletas debido a su muerte siete años después de haber iniciado su exploración en el continente americano. Sin embargo, no hay que descartar la gran pujanza que éste tuvo en cuanto a los avances científicos de la medicina. Es un hecho que Francisco Hernández fue un gran promotor de la evolución de la medicina novohispana en las últimas tres décadas del siglo XVI. Referente a lo anterior, es importante subrayar que, es justamente en este periodo cuando se establecieron los objetivos de los estudios médicos. Ciertamente, en 1582 fue establecida la primera de cátedra de medicina; curiosamente esta cirugía debió esperar hasta 1622.[8] Es de llamar la atención que a pesar de conocimientos referentes a la medicina y a la cirugía de origen prehispánico, adquiridos a principios del siglo XVI, los estudios médicos se hayan constituido en México hasta bien entrado el siglo XVII. Sin embargo, el hipocratismo mexicano del siglo XVI, fundado por la Real y Pontificia Universidad de México, ya convivía con la medicina indígena. Este concepto de hipocratismo se refiere a la procedencia y a cómo se originó la ciencia médica. Los europeos le atribuyeron el hipocratismo al médico griego Hipócrates, quien “prevenía qué enfermos sobrevivirán y cuáles morirán.” [9] 
Partiendo de las transformaciones del estudio de la medicina que se llevaron a cabo durante el siglo XVI en México, creo que es importante destacar a los médicos que contribuyeron en la confección de textos hipocráticos como Rodrigo Muñoz y Juan Cornaro, por mencionar algunos. Desde mi punto de vista, España se vio inmersa en el Renacimiento europeo, en el cual se impulsaron nuevos descubrimientos científicos en todos los ámbitos de manera sorprendente. Por esta razón, Felipe II acogió el desarrollo de la medicina en las colonias americanas, con el objetivo de rivalizar en cuanto a los avances científicos del resto de Europa. Hay que tener cuenta que los avances científicos del Renacimiento dieron por resultado la Ilustración en Europa durante el siglo XVIII, de la cual predominó la razón humana en cuanto al estudio de la ciencias exactas (matemáticas, física, química y medicina) y de las humanidades (filosofía, antropología, historia y sociología); retomando ciertos paradigmas de las doctrinas de los grandes filósofos y políticos de la Grecia Antigua.

Conclusiones:
Después del análisis historiográfico que se ha revisado de los siglos XV-XVII, hay que reflexionar lo siguiente: tanto en el Viejo Mundo como en el Nuevo Mundo existieron avances en la ciencia y en la medicina. Partiendo de esta lógica, no se trata de emitir juicios de valor, comparando si la medicina americana fue superior a la europea o viceversa; mas bien se debe interpretar el contexto histórico del siglo XVI, en el cual se vincularon dos formas de pensar totalmente distintas, que dieron como resultado, entre otras cosas, el descubrimiento de nuevos elementos curativos, cuyo objetivo fue preservar la salud humana. Ante esta necesidad, dichos descubrimientos fueron impulsados por los reyes europeos en mayor grado a partir del siglo XVI, dando excelentes resultados en la evolución científica de la medicina.
Por otro lado, considero oportuno apuntar que aunque no se tenga suficiente información sobre la medicina prehispánica, contamos con no poca información de los primeros cronistas del siglo XVI, los cuales nos permiten dilucidar el sentido médico del uso de la herbolaria mexicana y de la cirugía antes de la conquista de México. Por lo tanto, me parece que la importancia de la medicina prehispánica no debe ser descartada, ya que forma parte de la herencia de México al mundo.
Para sustentar este razonamiento, hay que señalar que el cirujano Gerhard Küntscher presentó su nuevo tratamiento para la curación de fracturas de huesos en 1940, considerando algunos de los elementos curativos de origen prehispánico que se mencionaron anteriormente.

Fuentes consultadas:

Robert Bye y Edelmira Linares, “Códice de la Cruz-Badiano”, en: Arqueología Mexicana, México, Edición 50,  junio 2013, pp. 8-9.

Hipócrates, “Sobre los aires, aguas y lugares” en Tratados hipocráticos, Madrid, Gredos, 1997, p. 59.

Manzanilla Linda y Leonardo López Luján [coord.], Historia Antigua de México. El México antiguo sus áreas culturales, los orígenes y el horizonte Preclásico, vol. I., México, INAH/UNAM/Porrúa, 1989, 551. pp.

Sahagún, Bernardino de, Fray, Historia general de las cosas de Nueva España, México, Porrúa "Sepan Cuantos", 2006, 1061. pp.

Germán Somolinos. “El doctor Francisco Hernández. La primera expedición científica en América”, en: Hernández Francisco, Obras completas, México, UNAM, 1955, pp. 13-14.

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[1] Linda Manzanilla y Leonardo López Luján [coord.], Historia Antigua de México. El México antiguo sus áreas culturales, los orígenes y el horizonte Preclásico, vol. I., México, INAH/UNAM/Porrúa, 1989, pp. 42-48.

[2]  Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España, México, Porrúa "Sepan Cuantos", 2006, p. 574.
[3] Ibid., p. 562.
[4] Charles Phillips, The complete illustrated history of the Aztec and Maya, London, JG Press, pp. 374-375
[5] Op. cit., Sahagún, p.571.
[6] Robert Bye y Edelmira Linares, “Códice de la Cruz-Badiano”, en: Arqueología Mexicana, México, Edición 50,  junio 2013, pp. 8-9.

[7] Germán Somolinos. “El doctor Francisco Hernández. La primera expedición científica en América”, en: Hernández Francisco, Obras completas, México, UNAM, 1955, pp. 13-14.
[8] Hipócrates, “Sobre los aires, aguas y lugares” en Tratados hipocráticos, Madrid, Gredos, 1997, p. 59.
[9] Ibid., p. 80.

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