Éste es un análisis histórico de
lo que fueron las relaciones interétnicas de los diferentes grupos étnicos en
nuestro país, desde la época prehispánica hasta nuestros días. Por lo tanto,
se deberán analizar las complejidades de las relaciones interétnicas vigentes
en el México del siglo XXI, y sobre todo, reflexionar y establecer una propuesta
para intentar solucionar esta problemática existente aún en la actualidad
dentro de la sociedad mexicana.
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Imagen de niñitas mayas lacandonas en Chiapas |
Referente a lo que se dijo, se
deben señalar las características de las relaciones interétnicas en el México
prehispánico, sobre todo en el siglo XV de nuestra era. Así pues, se debe
mencionar que en la época prehispánica los grupos étnicos compartían rasgos
culturales, religiosos y sociales muy similares.
Para
entender los cambios surgidos entre las relaciones interétnicas del México
prehispánico, se tomarán en cuenta las primeras fuentes históricas de los
cronistas del siglo XVI y XVII, las cuales señalan que en el centro de
México (México-Tenochtitlan) existía un poder centralizado, cuya hegemonía fue
difundida hasta Oaxaca y parte del sureste mexicano. Recordemos que los mexicas
exigían tributo a los diferentes pueblos y esto originó un resentimiento en
contra de los primeros. Estos grupos subyugados por los mexicas se rebelaron a
la llegada de los españoles. Es en este momento es cuando comienza una
admiración a estos "extranjeros", los cuales logran destruir
México-Tenochtitlan y el poderío mexica. Es así, como los grupos en contra de
la hegemonía mexica (tlaxcaltecas, texcocanos y cempoaltecas) obtienen ciertos
beneficios de los peninsulares, como por ejemplo, lugares importantes dentro de
la sociedad novohispana, así como también ciertos cargos políticos dentro de
sus comunidades.
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Imagen: Huicholes de Nayarit y Jalisco |
Sin embargo, éstos nunca llegaron
a obtener los beneficios de los peninsulares y criollos. En consecuencia, surge una diferenciación
social y racial dentro del régimen colonial y racial hacia los indígenas. En
este sentido, la visión del historiador deberá ser lo más sensata posible,
señalando las ventajas y desventajas que se llevaron a cabo con esta
diferenciación social existente en la sociedad novohispana.
Ciertamente,
dentro del régimen colonial existió el bien conocido Consejo de Indias, en el cual se
establecían ciertos derechos a los indígenas como: el derecho a la tenencia de
tierra y el derecho a ser tratados con dignidad y respeto. De hecho, la Corona sancionaba los abusos
de los hacia los indígenas. Sin
embargo, la historia ha demostrado de manera asertiva que en la realidad estos
derechos fueron violados en muchas ocasiones. Los genocidios y la viruela fueron las principales causas de los altos indices de mortalidad de los indígenas. Según las versiones de distintos historiadores, esta cifra asciende a más de 15 millones.
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Imagen de Lila Downs: Cantante mexicano-americana de origen zapoteco por parte de su madre |
Se debe de
tomar en cuenta, que durante la Colonia preduró el racismo y la explotación de los indígenas por considerarlos inferiores por su color de piel y su ideología.
También es importante señalar que bajo el régimen colonial existían diferentes
castas, pues existió un mestizaje entre blancos, indígenas y negros. En este
sentido, se debe destacar que la estratificación social dependía de la casta a
la que se pertenecía. Por otro lado, hay que decir que en los siglos XVI y XVII
migraron muchos esclavos de África a Nueva España, alrededor de 100 mil. Por
esto motivo, no se debe negar la presencia de raza negra en México.[1] Esta diferenciación racial estuvo muy presente en
la Colonia, como se mencionó. Más adelante se hablará de lo que fue la
importancia del mestizaje en el México independiente.
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Voladores de Papantla: Cultura totonaca |
Además, se debe subrayar que la "conquista espiritual" impartida por
los frailes tuvo como finalidad fundamental el control y el poder sobre los indígenas. Recordemos las atrocidades cometidas por la Iglesia como la Santa Inquisición, en
la cual se asesinaron a muchos individuos inocentes por sus
diferencias religiosas e ideológicas.
Ahora bien, por otra parte, se debe definir el concepto de "categorías étnicas", el cual fue
adoptado dentro de la colonia equívocamente como un grupo étnico homogéneo sin
identidad, ni cultura exclusiva.[2] No obstante no importaba la procedencia étnica
de cada individuo, ya que éste era considerado como "indio" de manera
peyorativa. Entiéndase como "categoría étnica" a la homogeneidad de
un grupo étnico, sin considerar su identidad propia dentro de las esferas culturales y
tradicionales en la sociedad. Por lo tanto, nos parece que el concepto de
"indio" es aberrante y peyorativo.
Además, se debe entender que
todas la etnias son heterogéneas y cada una de ellas tiene características muy
peculiares. Sin embargo, éstas pueden compartir algunos rasgos fenotípicos y
culturales de otros grupos étnicos, como se dijo anteriormente.
La "identidad étnica"
se entiende como las fronteras dentro de una comunidad para delimitar el poder
político dentro de una sociedad o grupo.[3] la "identidad étnica" y la
"identidad colectiva" tienen muchas similitudes, es decir, son
características compartidas por un grupo étnico dentro de la sociedad. Sin embargo, la identidad por sí sola es un valor
intrínseco de los grupos humanos, el cual define quiénes somos partiendo de
nuestras raíces étnicas y culturales.
A pesar de
la negación de una identidad, ésta es inherente al ser humano. Hacia los siglos
XVIII y XIX, los criollos se vieron en la necesidad de crear una identidad que
los diferenciara de los peninsulares, valorando el pasado prehispánico, en
especial, la cultura mexica. Esta admiración criolla hacia lo prehispánico
puede parecer confusa y paradójica, ya que en los tres siglos anteriores no se
le dio la importancia necesaria a estos grupos étnicos. Este afán por una
autonomía criolla desató el movimiento independentista en México en el siglo
XIX. Si bien es cierto, los insurgentes iniciaron este movimiento autonomista a
partir de 1810. Sin embargo, ninguno de los insurgentes se refirió a la
creación de una nueva nación, ni a reconocer los derechos de los indígenas;
excepto el general insurgente José María Morelos y Pavón, quien promulgó la
Constitución de Apatzingán en 1814. En esta primera constitución se
establecieron los derechos de igualdad, libertad dentro de la sociedad, así
como también se habló de la independencia de América Septentrional. Siete años
después, a pesar de las luchas entre realistas e insurgentes, el 27 de
septiembre de 1821 el general realista criollo Agustín de Iturbide logra
consumar la Independencia de México, promulgando el Plan de Iguala.
Paradójicamente, es cierto que en
dicho Plan se establecieron los principios de: unión religiosa, libertad e
igualdad. Sin embargo, considero conveniente señalar que aunque esta élite
criolla logra consumar la Independencia de México, no se tomaron los principios
de igualdad hacia los indígenas, es decir, éstos fueron excluidos de la nueva
élite mexicana de origen criollo hasta mediados del siglo XIX.
Así pues, en
la segunda mitad del siglo XIX los liberales comenzaron a
enaltecer este sentimiento nacionalista mestizo. Este concepto
nacionalista se concibió como la nueva identidad mexicana, la cual se entendía
como la fusión española e indígena prehispánica dentro de los ámbitos
culturales y genéticos. Por desgracia, la historia ha demostrado de manera
asertiva que los liberales de la segunda mitad del siglo XIX (Benito Juárez,
Ignacio Ramírez y Miguel Lerdo de Tejada, entre otros), no incluyeron en la
Constitución de 1857 los derechos de los indígenas en cuanto a la tenencia de
tierras, ni fue considerada traducción de leyes en las diferentes lenguas
indígenas existentes hasta la fecha. De hecho, con las Leyes de Reforma, en las
cuales se establecía la desamortización de los bienes de la Iglesia, se vieron
afectados los derechos de los indígenas en cuanto a la posesión de sus tierras,
siendo despojados en muchas ocasiones de sus comunidades. Por lo tanto, se debe
destacar que a pesar de que Benito Juárez tenía parentesco de origen zapoteco, no
reconoció los derechos de los indígenas. No olvidemos que durante el régimen
colonial los indígenas tenían el derecho a la posesión de tierras. Paradójicamente, por el otro lado, el Emperador
Maximiliano de Habsburgo sí reconoció los derechos de propiedad de los
indígenas, además de traducir algunas de las Leyes de la Reforma de 1857 al
náhuatl.[4] Lo mismo hizo el Presidente Vicente Fox durante su
periodo de gobierno; traduciendo la Constitución de 1917, los Códigos Penal y
Civil y las nuevas reformas a las sesenta ocho lenguas indígenas existentes en
nuestro país.
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Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos traducida al náhuatl |
Por
desgracia, la historiografía mexicana de los siglos XIX y XX ha señalado que
los indígenas fueron excluidos por la sociedad mestiza. Si bien es cierto, en
las tres décadas del gobierno porfirista, los indígenas yaquis y mayas fueron
perseguidos por el gobierno; por lo que se sabe que muchos fueron asesinados y
los que finalmente optaron por incluirse a la sociedad mestiza occidental,
fueron sometidos a trabajos forzados y salarios paupérrimos. La denigración de
la sociedad mestiza hacia los indígenas fue y ha sido innegable e inminente.
A principios
del siglo XX se da el trágico movimiento revolucionario en México. A pesar de
que muchos historiadores e investigadores señalan que no existió en México una
revolución como tal, sí se logró establecer dentro de la Constitución Mexicana
de 1917 en el artículo 27, y dentro de los principios del Plan de Ayala,
promulgado por Emiliano Zapata, el derecho de propiedad, en el cual también se
incluyeron las peticiones y derechos de los indígenas.[5] Estos intentos por incluir a los indígenas a la
sociedad mestiza occidental han fracasado.
Considero
importante mencionar que en México se han promulgado constituciones liberales,
en las cuales se exponen los derechos de los indígenas en al ámbito público,
sin embargo, en el ámbito privado continúa el racismo y denigración a todos los
grupos étnicos, ya sea por su color de piel o por su ideología. La sociedad
mestiza ha intentado transformar los ideales y las costumbres indígenas hacia
una "sociedad mexicana desarrollada". Sin embargo, cabe preguntarse
lo siguiente, ¿estos grupos étnicos están dispuestos a dejar su identidad
étnica adquirida desde la época prehispánica?
Así pues, se pretende establecer
una propuesta lógica para terminar con estos abusos de la sociedad mestiza a
los indígenas, los cuales por ignorancia o desinterés de la sociedad
occidental, no entiende la procedencia e identidad de estos grupos étnicos.
Se debe
reflexionar que el "problema indígena" no es despojar a los indígenas
de su cultura, por el contrario, se deberá respetar y reconocer su identidad y
legitimidad para evitar su extinción. Actualmente, existen 7 millones de
mexicanos que hablan 68 lenguas indígenas.
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Tarahumaras en las Barrancas del Cobre, Chihuahua, México |
También hay
que decir que la sociedad occidental mestiza en México, la cual compone el 90
por ciento de la población total, deberá atender las necesidades primarias de
los indígenas; recordemos que es nuestro deber como ciudadanos mexicanos. Es
por ello que las relaciones interétnicas no se deberán percibir como algo ajeno
a nosotros o como algo exótico, sino como una identidad heterogénea, la cual
también ha logrado desarrollar una "modernidad alternativa", es
decir, estos grupos étnicos no son los mismos que existieron en el México
prehispánico y además, pertenecen a nuestra cultura e identidad.
Por último,
se debe subrayar que los gobiernos e instituciones a nivel nacional deberán
ejercer mayor fuerza dentro el marco jurídico para establecer derechos y leyes
de igualdad en contra de la discriminación y racismo hacia cualquier grupo
étnico, además de otorgarles todos las
oportunidades y ventajas que posee la sociedad mestiza, en cuanto a su desarrollo personal e intelectual.
Bibliografía recomendada
Krauze, Enrique, Siglo de
caudillos. Biografía política de México (1810-1910), México,
Tusquets, 2002, 349 pp.
Navarrete, Ferederico,
Las relaciones interétnicas en
México, México, UNAM, 2004, 133 pp.
Roeder, Ralph, La Revolución
mexicana, México, FCE, 2010, 1405 pp.
[4] Enrique Krauze, Siglo de caudillos. Biografía política de México (1810-1910), México, Tusquets,
2002, pp. 249-264